Dulzura a la inglesa y garra a la americana: este es el atractivo cóctel que ofrece el conjunto formado por el amplificador integrado estereofónico M3si y el reproductor de CD con DAC incorporado M3scd de la veterana Musical Fidelity. Un conjunto que destaca sobre todo por una presentación de la música en la que la capacidad para reproducir los detalles más sutiles viene acompaña en todo momento por un empuje que le permite exhibir una capacidad dinámica muy poco habitual entre las realizaciones de su categoría.
La clave, como siempre en Musical Fidelity, es la combinación formada por componentes de alta calidad, circuitos de topología simple y efectiva y un sistema de alimentación que permite garantizar en todo momento la potencia requerida por las cajas acústicas para afrontar los contenidos musicales más exigentes. Y cuando decimos cajas acústicas queremos decir todo tipo de cajas acústicas, por cuanto el amplificador integrado M3si es capaz de entregar corrientes de una magnitud impensable en la inmensa mayoría de sus competidores directos, habitualmente limitados en este crítico parámetro y por tanto poco efectivos a la hora de lidiar con cajas acústicas cuya impedancia mínima se sitúe por debajo de 3 ohmios.
Capacidad de entrega de corriente: crucial para tener una buena dinámica
Siempre que se habla de capacidad dinámica, de la habilidad para tener en casa la garra y la vitalidad que caracterizan a un buen concierto en directo, se llega irremisiblemente a un parámetro crucial: la corriente que es capaz de entregar el amplificador de nuestro equipo de Alta Fidelidad y, por extensión, también de Cine en Casa. Y es que sin corriente no hay potencia, léase vatios, y sin vatios en la cantidad adecuada nuestras cajas acústicas no pueden mover sus altavoces para que reproduzcan ese “directo” al que acabamos de hacer referencia. Recordemos que potencia es igual a tensión eléctrica o voltaje multiplicado por la corriente, a la vez que dicha tensión es igual a corriente por resistencia, lo que nos lleva a que potencia es igual a corriente al cuadrado por resistencia. Guardando las debidas distancias, puesto que en audio no hablamos de resistencia fija sino variable con la frecuencia, que es lo que se conoce como impedancia, parece lógico pensar que para conseguir una determinada potencia la corriente es fundamental.
Y también que si el valor de la resistencia (que en este caso vendría a ser la “carga” que conectamos a nuestro amplificador, las cajas acústicas) baja mucho habrá que aumentar la corriente a fin de seguir disponiendo de los vatios que necesitamos para que nuestras cajas acústicas puedan reproducir nuestra música favorita a tamaño natural. Esto nos lleva irremisiblemente a un subsistema clave, la fuente de alimentación de nuestro amplificador y, a partir de ahí, a los transistores de la etapa de salida del mismo, con la inversión en términos económicos que comporta dotar adecuadamente a una y otros. La consecuencia de lo que acabamos de decir es que en los amplificadores diseñados y construidos sin compromiso, invertir en un sistema de alimentación contundente no supone ningún problema, pero cuando el factor precio es crucial hay que saber hacer muchos equilibrios. Muy pocas son las marcas que proponen electrónicas asequibles capaces de entregar corriente “de verdad” y, por lo tanto, de atacar “lo que les echen” –o casi- en materia de cajas acústicas. La británica Musical Fidelity es una de ellas y el amplificador que forma parte del conjunto que protagoniza el presente Blog lo ejemplifica a la perfección.
Dos muy musicales electrónicas integradas en la “clase media” de Musical Fidelity
Es el actual catálogo de Musical Fidelity lo suficientemente extenso para decir que la “clase media” del mismo abarca un total de cuatro series, concretamente la M6, la M5, la M3, la M2 y la MX. En todos los casos se trata de productos que juegan en un terreno donde la relación calidad/precio es un elemento fundamental y la gama M3, situada justo en el centro de esa “clase media” a la que nos acabamos de referir, borda el mencionado parámetro. Tres son los modelos que conforman ahora mismo la Serie M3: el amplificador integrado estereofónico M3si, el reproductor de discos compactos con DAC incorporado M3scd y el preamplificador de fono M3s Vinyl. Empezando por la fuente, está claro que en lo que respecta a la circuitería los componentes y topologías empleados han sido elegidos con buen tino porque los muy notables registros de que hace gala el M3scd en parámetros como la relación señal/ruido, la separación entre canales o el nivel de “jitter” (inferior a 135 picosegundos) influyen directamente en la escucha.
Aquí entra sin duda en juego una circuitería de conversión D/A formada por un “chip” de tipo Delta-Sigma con aritmética de 24 bits y componentes de alta musicalidad rigurosamente seleccionados. El M3scd se completa con una funcionalidad DAC, que en cierto modo habría que considerar casi como un “regalo de la casa”, compatible con archivos codificados hasta 24 bits/192 kHz. Pasando ya al amplificador integrado M3si, está claro que lo que nos ofrece concuerda totalmente con lo que esperamos de Musical Fidelity: un sistema de alimentación bien dimensionado que garantiza una elevada capacidad de entrega de corriente, componentes activos y pasivos de alta calidad y una conectividad que incluso nos permite acceder a una funcionalidad DAC -24 bits/96 kHz- vía USB. Hay también una entrada y una salida para señal de disparo de 12 V, así como un conmutador que permite seleccionar la funcionalidad del juego de conectores RCA designado como AUX/HT y que, como su nombre sugiere, permite insertar el M3si en un equipo de Cine en Casa.
Fuente: Sarte